No sólo las heridas sentimentales no cierran, también las económicas. Siempre que se tiene la oportunidad de rehacer un espacio, los avances tecnológicos, las nuevas ideas, los nuevos materiales, son un incentivo para seguir adelante en construcciones nuevas.
No es el caso del Worl Trade Center, a pesar de que la reconstrucción fue una señal para contrarrestar un acto aberrante, para ofrecer la cara del gigante que no se deja vencer, las compañías que un día le dieron brillo y prestigio a la zona, están reacias a repetir la acción.
En las torres gemelas, era el símbolo del imperio de las financieras, justo el que el atentado intentó destruir, lo que no logró económicamente, parece haberlo logrado en otros sentidos, ya que las compañías financieras no son las que han participado de la reconstrucción y tampoco parece haber señales de que volverían a intentar reconstruir el pasado glorioso.
Sin embargo, no deja de ser un rastro de dolor, sobre el que ese tipo de actividad no desea pisar de nuevo.
Los nuevos edificios contarán con inquilinos de mundos diferentes al financiero. Tal vez, también hay una señal en eso, las torres gemelas eran símbolo de un tipo de imperio, de visión de logros y de éxito, de soberbia, dirían algunos, objeto de deseo de los que quieren formar parte del ejército que quiere conquistar el mundo, y cuya conquista está basada en el poderío económico.
Sin embargo, aunque parece que las financieras no están dispuestas a repetir la experiencia, hay un nuevo reinado, la tecnología, la publicidad, los medios, que son los nuevos inquilinos.
EL asunto provocaría un nuevo impacto en el mismo corazón de lo económico, la trilogía se complementa, y no deja de ser nuevos aspectos del poderío económico.
El mercado que domina la economía del futuro, sin duda, es el de la tecnología, con sus métodos cada vez más invisibles, virtuales y enemigos en los hackers, que pueden ser tan perjudiciales como las bombas, con otros métodos.
La inauguración del nuevo Worl Trade Center, que intenta borrar la huella del oprobioso atentado, ha quedado con un escenario completamente diferente al de aquél que hubo antes del atentado, compañías creativas han tomado el espacio para sí.
Tal vez es justo lo necesario para un renacimiento de la zona. A casi década y media del atentado, con lentitud para que la gente volviera a confiar en ese espacio, lo tomara, pudiera pensar en desarrollar un futuro, parece que el perfil del espacio será definitivamente otro.
Los bancos, financieras y compañía de seguro que ocupaban el ochenta por ciento de la locación anterior, parecen haber aprendido una lección, y usarían la estrategia militar, dispersarse para no ofrecer blancos compactos.