Las inmobiliarias siempre han sido el negocio de bajo riesgo, el producto que comercializan, inmuebles, les transfieren sus características, buena inversión a mediano y largo plazo, sobre todo en este momento donde la situación ha puesto en relevancia el tener el hogar propio.
La propuesta de bienes raíces no siempre ha estado al alcance de la mano, no dejamos de recordar la situación de burbuja inmobiliaria que de una u otra forma a asolado el mundo, de manera que en el año 2020, en situación precaria para la salud, donde contar con un espacio propio resultó el principal tema y lo que movió las transacciones, más que las de inversiones.
Durante la pandemia se produjo un fenómeno sesgado de crecimiento, se incrementó el interés sobre propiedades aisladas, con servicios e incluso comodidades de hotelería, así como servicios cercanos como comercio básico y centros de salud.
Estas condiciones ya venían dándose en la zona sur, donde la calidad de vida, en conjunción con la naturaleza se volvió una prioridad.
En el año 2020 la relación aislamiento y ciudad se amplió, aunque era una tendencia que se venía dando, posibilitado por la posibilidad de trabajar en la casa.
El hecho de que todos en mayor o menor medida se vieron compelidos a utilizar los medios virtuales para las actividades de enseñanza, ventas e incluso paseos y visitas a todos lugares del mundo, resultó en un proceso de mejora en la elección de la geografía para establecerse, lo que en la cadena de valores favoreció a los inversores que había confiando, en años anteriores que los cambios de hábitos, la migración de la gente desde las ciudades, la integración de la vida familiar a la vida laboral, era una tendencia, no solo en el país, sino internacional.
El alcance de nuevas localizaciones, desde cualquier parte del mundo, con condiciones solicitadas favoreció el negocio inmobiliario, decaído en otros aspectos, debido a políticas comerciales locales, pero aún así interesante por la buena construcción y conceptos nuevos en urbanismo y protección ambiental, conciencia planetaria que no ha quedado fuera del interés en los inversores y arquitectos.
En la zona sur se vino dando un crecimiento que ya tiene el tamaño de una ciudad con las ventajas de políticas ambientales, cercana a lagos y suelos de bajo mantenimiento, lo que son señales que ofrecen las Casuarinas, el árbol que cuida la tierra, y aprovechado por los arquitectos urbanistas que aprovecharon colaborando con la naturaleza.
La percepción de que el negocio de bienes raíces es solo para algunos, se desvanece, con la difusión de la mano de Internet, donde todos se vieron con la alternativa de analizar las conveniencias, pudieron acceder a los criterios para decidir la inversión inmobiliaria, como la valorización en relación a la rentabilidad; la cualidad de los inmuebles que hace que su valor crezca con el tiempo, según el desarrollo del contexto geográfico, político, social y económico; las comercializadoras de la zona sur, desarrollaron la zona para cubrir todas esas condiciones y con ello, prácticamente establecieron un estándar que durante la pandemia mostró sus cualidades visionarias.
Cartón resistente, una idea de un diseñador chino que promete ingresar en el mercado de decoración de interiores, industria del mueble y otras opciones.
La burbuja inmobiliaria provoca efectos secundarios, cualquiera con una propiedad arma un sitio para atendión turística sin tener la menor idea de cómo se lleva adelante un servicio de hotel.