Los cambios en el estilo de vida, lo llamado nueva realidad, es en realidad un cambio de modo de vida extremo, pero la tecnología de los últimos años y el cambio de hábitos, sobre todo en la reestructuración laboral y el concepto de familia, han mutado desde años atrás; el confort, el estilo de vida, la posibilidad de trabajar desde espacios que tengan contacto con la naturaleza han generado nuevas propuestas para el diseño urbano y arquitectónico, ya desde los últimos 10 o 15 años.
Desde todos los frentes de crisis, donde la burbuja inmobiliaria fue un alerta sobre la poco saludable economía internacional, el derroche de recursos, la necesidad de saneamiento ambiental y el abigarrado estilo de vida ha provocado que inmobiliarias desarrolladoras tomaran el compromiso de generar nuevos emprendimientos constructivos teniendo en cuenta los aspectos que eran difíciles de solucionar en ciudades con una construcción no preparada para los nuevos desafíos, la tecnología, el clima, la polución, y el problema más urticante por lo inmediato: el tránsito urbano.
La bioseguridad se ha sumado a los problemas de la vivienda, lo que ha sumado la necesidad del aislamiento; el teletrabajo ya venía desarrollándose, sin embargo los recursos constructivos y de servicios no acompañaban, lo que produjo un fenómeno que resulto benéfico: la creación de polos de negocios, industrias, comercios, en nuevas localizaciones, preparadas para las nuevas propuestas de necesidades energéticas y para un mundo cambiaba a pasos agigantados.
Ello volvió las miradas hacia la zona sur, donde se construyeron y aportaron soluciones urbanísticas con infraestructura que enfrentaría las situaciones de cambio climático, ahorro energético, nuevos materiales de construcción que benefician al ambiente.
Rodeado de naturaleza la zona sur desborda de propuestas que vienen a apoyar, con mejores posibilidades la llamada nueva realidad: cómodos barrios, aislados, seguros, asistencia en trabajos remotos, cercanos a clubes, convenientemente acondicionados para las nuevas directivas de convivencia.
Mientras los proyectos urbanos se están intentando acomodar a las consecuencias que parecen desbordar cualquier panorama previsible, el sector inmobiliario provee soluciones para atravesar el momento.
El hogar no sólo se ha convertido en un espacio familiar, sino que las horas y coincidencias debieron modificarse, las consecuencias de la situación sanitaria que no es meramente local, requiere de un despliegue de nuevas acciones, y una de las imprescindibles es el aislamiento.
Entretenimiento, estudio, deportes o ejercicios, son imprescindibles para darle espacio al futuro, y debe estar toda la familia incluida, de manera que en el sector inmobiliario, los pioneros que proveyeron soluciones para la familia fueron las que, sin sospechar el presente momento, de todos modos tuvieron la visión de revolucionar la propuesta urbana, incluyendo a las intendencias, y con accesibilidad sencilla desde los centros económicos de la capital, a pocos minutos, lo que vino a resultar una solución ideal para los momentos que nos iban a ocurrir en la actualidad.
La flexibilidad de aporte en el financiamiento produjo el beneficio extra de la participación de los compradores precoces, que hoy se ven beneficiados en servicios, seguridad y espacio para la familia, y transcurrir el proceso de saneamiento humanitario actual.
Cartón resistente, una idea de un diseñador chino que promete ingresar en el mercado de decoración de interiores, industria del mueble y otras opciones.
La burbuja inmobiliaria provoca efectos secundarios, cualquiera con una propiedad arma un sitio para atendión turística sin tener la menor idea de cómo se lleva adelante un servicio de hotel.