Aunque es común pensar que el Concreto es lo mismo que el cemento, en realidad el primero, contiene al segundo.
Son interesantes las posibilidades constructivas de este material, que no termina en ser la parte sólida de los edificios, sino que sus propiedades se aprovechan en impensados rubros, como en de la bomba de concreto o la tela de concreto.
El concreto se forma con piedra caliza y pizarra, calcinadas, molidas, mezcladas con agregados pétreos, grava, arena que al contacto con el agua se vuelven maleables, como para darles la forma necesaria que se usa en los edificios, lozas, bloques, y al secarse se endurece lo suficiente como para sostener grandes pesos.
El cubo de concreto con que se erigen edificios es su uso más popular, pero no es el único.
El planeta se está “concretizando”, estamos concretándolo, forrándolo en concreto.
Es un material fuerte que soporta peso, impactos, inclemencias climáticas, uno de los materiales más nobles para la construcción.
La historia del cemento está matizada de geografía, en diferentes países, se fue probando la mezcla que hiciera perdurable la construcción de edificios.
El primer elemento, el obvio, arcilla, tierra, yeso, cal, elementos que se usaron para lo que se llama mampostería.
En los países a los que los procesos vulcanizadores azotaban, eran los más indicados para probar con el material volcánico, en la Antigua Grecia. Los primeros cementos provinieron de las tobas volcánicas de los países con eventos eruptivos.
Dicho así, parece sencillo, sin embargo, como todo lo que ha generado la modernidad, la tecnología, la investigación, el conocimiento de la química ha afinado el proceso, lo ha mejorado, hemos creado un monstruo.
El planeta tiene que usar siglos, para deshacerse de esa creación, si acaso puede y devolver ese recurso a la tierra, para ser utilizado, no se sabe si se puede, por las futuras generaciones.
La conducta general de crear sin analizar consecuencias nos ha llevado a la actual polución, que con la tecnología de las computadoras, coloca al planeta en un estado de emergencia.
Será el concreto capaz de tapar los desastres de la polución, irradiación o basura tecnológica y quizás atómica, no lo creo.
El futuro que imagino son infinitos edificios en estado de desintegración, sin que el planeta pueda responder con recursos para reconvertir el concreto, y todo absolutamente vacio, y en silencio.
El concreto, en este caso, no es como el sustantivo, es completamente no abstracto.