No es la situación actual la que produce el problema del financiamiento en nuestros país, la falta de créditos hipotecarios se remonta desde hace tiempo, mucho antes de los últimos gobiernos incluso.
Algunas inmobiliarias, desde entonces que han promovido sus propias operatorias de financiamiento, como una opción de activación y protección de la inversiones en bienes raíces, una modalidad que se pensé, sería transitoria, pero que las economías mundiales han demostrado que vinieron para quedarse.
La situación actual ha planteado no sólo una necesidad por viviendas, sino una obligación por salud, el hacinamiento en propiedades, ha resultado ser un motivo de propagación del flagelo de la pandemia e impone nuevas localizaciones, alejadas del peligroso comportamiento de la personas en las ciudades.
Mientras en el mundo el negocio de venta de islas se ha disparado, en nuestro país, los barrios cerrados, con controles estrictos en espacios abiertos y sin peligro marca una tendencia creciente.
La situación de alquilar, también ha presentado alternativas, como el hecho de acercarse a la compra mientras se habita el inmuebles, o por lo menos un compromiso a futuro, ya que hay dificultades con sostener gastos fijos; la situación no es local, sino mundial.
Las soluciones se encuentran en las tratativas con las inmobiliarias, los recursos económicos se encuentran a la deriva y el primer estrago lo ha producido los alquileres.
También hay que tener en cuenta que la situación no sólo compromete al inquilino, sino también al dueño que vive de esos ingresos. No es una situación de desequilibrio, sino que ambos, dueños e inquilinos comparten.
En un aspecto, el hecho de que las operatorias de todo tipo de han bancarizado también produce una situación de inmovilidad de capitales, la iliquidez frente a tanto movimiento, es uno de los fantasmas de los bancos, y por lo mismo, se recurre a compromisos escritos, contratos y todo lo que conlleva la situación: la capacidad de negociación se reduce frente a un futuro incierto, ya no por las situación económica, solamente, sino por los procesos de garantías basados en personas bajo la posibilidad de claudicar en salud; no sólo se reduce a la situación del desempleo, sino de la desaparición de garantes idóneos, ajenos al proceso de respaldo económico. Da escozor indicarlo, pero la realidad actual es dolorosa y confusa.
La intención de los actores en los convenios inmobiliarios está clara y a favor de facilitar el procesos de implementar alternativas y estrategias que permitan soluciones, tanto para los inquilinos, inversores, compradores, dueños, como la apoyar la industria de la construcción y nuevos sistemas que aporten a morigerar la situación actual de los cuidados para la salud.
En los barrios cerrados de zona sur, se venía implementando la modalidad del pequeño comercio y empresas insertadas dentro de los barrios o en lugares estratégicos, lo que presenta en el momento un aprovechamiento interesante que protege a los barrios de influencia.
El fácil acceso y la suficiente distancia con los centros de congregación de personas, además de gimnasios propios, una propuesta para propiedades de calidad, muestra su mejor aspecto en la coyuntura del momento: es posible el aislamiento controlado.
No se sabe aún qué pasará con el virus, pero hay alternativas para esperar la solución.
Cartón resistente, una idea de un diseñador chino que promete ingresar en el mercado de decoración de interiores, industria del mueble y otras opciones.
La burbuja inmobiliaria provoca efectos secundarios, cualquiera con una propiedad arma un sitio para atendión turística sin tener la menor idea de cómo se lleva adelante un servicio de hotel.