No hay duda que el reto en el futuro será encontrar modelos constructivos que solucionen lo que hoy se está convirtiendo en un problema vita, no sólo del espacio arquitectónico sino también de formas de vida.
La ciudad del futuro enfrenta problema de energía, de infraestructura espacial, de transporte, de polución, de abastecimiento, de espacios de pulmón y todo ello con el agravante de la sobrepoblación de las ciudades.
Mientras algunos proponen las alturas, como modo de resolver la sobrepoblación, ya hay experiencias que indican que es un solución transitoria, las ciudades que ya han pasado por ese tipo de resolución, tienen hoy problemas más graves, como por ejemplo la ciudad de Shanghai, construida en zona pantanosa, robado al mar, que con los cambios climáticos, los enormes rascacielos, una infraestructura energética importante, y ambos descontrolados, sufre hoy del mal de ese tipo de arquitectura: se hunde cada vez más.
Se hunde en el mar, como Venecia. El relleno a que se ve sometida asiduamente es más lento que el crecimiento de la ciudad, no alcanzan a mejorar el medio ambiente que ya hay que gastar recursos en reparar la infraestructura que ya se encuentra en serio riesgo de colapsar.
Entonces, basado en esas experiencia, parece que la solución del edificio del futuro no se encuentra hacia arriba, de manera que cualquier propuesta que sea en dirección al cielo tiene que venir acompañada de proyectos de sustentabilidad y planes para solucionar todo lo que ya afecta a esa ciudad.
Túneles, desvíos, orientación de los edificios y sobre todo, soluciones que permitan repararlos en mejor tiempo y más efectivos que los actuales, tendrá que formar parte de los objetivos de las nuevas construcciones.
Aún vivimos los tipo de soluciones que implican romper una pared para arreglar un caño, ese tipo de tareas no sería deseable en un edificio moderno, el tiempo de este tipo de trabajo multiplicado hace imposible que las reparaciones le ganen el tiempo al deterioro.
Nuevos materiales, más livianos pero más fuertes y un modelo de vivienda más flexible es una de las condiciones de la vivienda en la ciudad del futuro.
No se sabe si es una fantasía o una posibilidad pero ya está en el tablero de los proyectistas una idea que en algunos países se le asigna a los edificios: movilidad.
Una infraestructura edilicia móvil, podría ofrecer ventajas en varios aspectos, y es tal vez una buena idea de mantener la unidad habitacional el armonía con un entorno geográfico, que en definitiva, ya sea por el clima, por la zona, cada vez se vuelve hostil a la sobrepoblación humana.
Como sea, el algo que están estudiando los arquitectos del futuro.
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