El mercado inmobiliario en Argentina está viviendo uno de esos momentos de mucha incertidumbre, casi como una montaña rusa sin freno. Apenas unos días atrás, el riesgo país se duplicó, el dólar no para de crecer y la situación política sigue siendo una maraña que pocos logran desenredar. Todo esto no solo afecta la economía en general, sino que golpea directamente a quienes piensan en comprar, vender o invertir en propiedades.
Cuando el riesgo país sube tan rápido, como pasó hace poco, el escenario se vuelve más riesgoso para inversores extranjeros y para quienes intentan financiarse en el mercado local. Según el Banco Mundial, un aumento en este indicador significa que el costo de endeudarse para el país se incrementa, y eso rápidamente se traslada a sectores claves como el inmobiliario. En concreto, si alguien estaba planeando comprar un departamento o un terreno, enfrenta tasas más altas y condiciones mucho más estrictas.
A esto se suma la inflación del dólar, que en Argentina suele ser un termómetro de la economía. El salto de la moneda estadounidense encarece tanto la construcción como los materiales importados y hasta la propia valuación de las propiedades, qu se tasan en dólares para resguardar valor. Esto crea una dinámica extraña: por un lado, quienes tienen dólares ven cómo su capital se vuelve más valioso; por otro, quienes dependen del peso ven cómo sus ahorros pierden peso real y poder adquisitivo.
Hay que meter en la fórmula la situación política, que está lejos de ser clara o estable. En un contexto donde los anuncios oficiales generan más preguntas que certezas, nadie se anima a dar grandes pasos hacia adelante. La política económica fluctúa y esa inestabilidad genera desconfianza. Eso hace que muchos opten por esperar, congelar proyectos o directamente salir del mercado hasta que haya señales más claras.
El mercado inmobiliario refleja el clima, hay menos operaciones, precios que oscilan sin tendencia definida y una sensación generalizada de “esperar y ver”. La economía argentina tiene su historia de ciclos fuertes, donde períodos de caída se mezclan con intentos de recuperación, y el mercado de bienes raíces siempre es un gran indicador de eso, funcionando casi como un termómetro social.
En conclusión, si pensás en el mercado inmobiliario argentino hoy, no es momento para decisiones impulsivas. En un país donde el riesgo país se duplicó en días, el dólar no da tregua y la política sigue en vilo, lo más prudente es seguir de cerca la evolución, estar bien informado y pensar en el largo plazo antes que hacer movimientos rápidos. La paciencia y la cautela pueden ser, en este escenario, las mejor inversión.